Raro. Me despierto.
Estoy en una casita,
de chocolate,
con una cama pequeña
a mi izquierda
y una grande a mi
derecha.
Observo el techo de
jengibre
y al salir, me
encuentro
un zapato de cristal…
qué cosa…
un mensaje dentro:
“Sálvame, dame encuentro”.
¿Cómo? Me pregunto.
“Ahí va”, dice mi
gato
con botas y capucha.
¿Qué va?
¡Puf! Un caballo.
Me lleva hasta un
castillo encantado,
y me dice una bruja
que si quiero ganar
a la princesa he de
rescatar.
Que alguien me ayude.
Ahí vienen los enanitos.
¡Paf! ¡Polvos
mágicos!
Ahora ya puedo volar.
Sin espada y sin
sudor,
sobrevuelo el gran
dragón.
Ya he llegado,
a la alta torre.
-¡Qué princesa,
más bonita!
-Para engañarte
mejor.
-¿Si te salvo,
serás mi prometida?
-Sí.
¡Ahí va otra mentira!
Sin caballo y
con princesa
(ahora de larga
nariz)
advierto otra
presencia:
aquí viene una
perdiz.
Comeremos
hamburguesas,
palomitas y
estrellitas.
Lo difícil será topar
caseta.
-Aquí hay una de
madera.
-No que el lobo la
romperá.
-Aquí hay otra de
paja.
-No que el caballo la
comerá.
-¿Espejito, espejito,
cual será mejor
caseta?
-Si lo dices por
colgarme:
una de piedra.
-¿Y si quiero ser
feliz?
-Da media vuelta y despierta.
Alomillor me mates...però em va agradar tant aquesta poesia que la vaig recitar en una de les meues classes de teatre :S
ResponEliminaEls va encantar a tots, i de seguida em van preguntar qui era l'autor XD