dijous, 28 de maig del 2020

Reseña de "El caballo y el muchacho" (de la saga "Las Crónicas de Narnia"), de C.S. Lewis


¡Feliz jueves! Hoy continuo la saga de “Las Crónicas de Narnia” con El caballo y el muchacho”, de C.S. Lewis. Lo leí también hace unos años, y desde que lo volví a hacer el mes pasado, tengo pendiente reseñároslo. Allá voy:
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SINOPSIS: Shasta es un joven no muy bien tratado en su casa, en el sur de Calormen, y un día, a la llegada de un desconocido noble, conoce al caballo de éste –Bree– y marcha hacia el norte para acompañarlo hasta Narnia. En el camino coinciden con la joven Aravis –que es de origen noble– y a su yegua Hwin. Juntos pasarán por la ciudad de Tashbaan y vivirán una acalorada aventura en la que se relacionarán con la aristocracia de esas tierras y hasta los reyes de Narnia. El motivo: se avecina una sórdida batalla, y tendrán que ayudar al príncipe Corin a salvar su reino, y la única forma es venciendo al hijo del Tisroc, el malvado Rabadash.
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OPINIÓN: He de reconocer que no me gusta tanto como las dos entregas anteriores de la saga, quizá porque ésta la escribió el autor en quinto lugar –Lewis creó sus obras no en orden cronológico– y la veo con el objetivo principal de mostrarnos la historia de Narnia entre los sucesos de “El león, la bruja y el armario” y “El príncipe Caspian”. Pese a ello, hay aventura, hay acción, aparece Aslan y descubrimos parte de la historia de ese mundo fantástico, que es lo que más me ha maravillado. Los personajes son agradables, pese a todo, y lo más atractivo en relación con ellos es cómo el autor nos hace sentir compasión por sus penurias y hazañas. Sin embargo, el final no me ha parecido tan potente como otros de la saga.
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CONCLUSIÓN: En realidad no lo considero un libro imprescindible para quien quiera conocer la trama principal de la saga, pero tiene capítulos muy bonitos, algunos diálogos geniales y, como siempre, enseñanzas y frases encomiables. Es, visto desde el punto de vista del que se deleita con Narnia, y a mi juicio, un libro de ampliación.
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FRASES DESTACADAS: 1) «La dedicación al trabajo es la base de la prosperidad, pero aquellos que hacen preguntas que no les conciernen están dirigiendo la nave del destino hacia la roca de la indigencia». 2) «¡Qué bien se ha dicho –respondió el pescador– que las espadas pueden mantenerse alejadas mediante escudos pero que el ojo de la sabiduría atraviesa todas las defensas!». 3) «Uno de los inconvenientes de las aventuras es que, al llegar a los lugares más hermosos, a menudo uno se siente muy inquieto y tiene demasiada prisa para apreciarlos». 4) «–Aslan –repuso Bree con voz estremecida–, perdona, soy estúpido. / –Afortunado el caballo que se da cuenta de eso mientras aún es joven. Y también el humano».

dissabte, 23 de maig del 2020

La tierra según nos cuentan los primeros autores griegos


¡Empezamos nueva sección! Hoy toca hablar de la idea que tenía la Grecia Arcaica sobre la tierra, y, ¿sabéis qué? ¡Los griegos eran terraplanistas! Concebían la tierra como un disco plano, redondo, rodeado de una corriente o río gigante, denominado Océano, que fluía de forma circular. El cielo era una cúpula (según algunas fuentes, de bronce o hierro, como veremos en las citas del final del post), y los astros la recorrían de Este a Oeste para hacer el camino inverso bajo la superficie o por el mar. En el extremo de Oriente se podía encontrar el punto donde tierra y cielo se unían, y en el de Occidente, tierras oscuras y siniestras. El submundo se denominaba Hades, generalmente, y a él se podía acceder bien viajando hasta los límites de la tierra, bien a través de grietas situadas por doquier; el inframundo, por ende, puede situarse, según los autores, ¡tanto al final del mundo como bajo él a la vez!
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Con el tiempo, la concepción del planeta y del universo fue cambiando, evidentemente, pero durante muchos años, por ejemplo, las lejanas tierras de Asia y África fueron pasto de leyendas y desconocimiento; la propia “Odisea” de Homero es un ejemplo perfecto para entender lo anterior, ya que en ella se puede observar cómo el autor dotaba a los lugares desconocidos allende el mar –seguramente inventados la mayoría– de características fabulosas y míticas.
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Antes de despedirme, os dejo aquí dos citas, como he dicho antes, que atestiguan la forma en que los primeros griegos que nos dejaron sus escritos entendían el cielo (las traducciones son las de Luís Segalá y Estalella):
––“Y a su vez alguno de los magnánimos teucros así decía: «¡Oh amigos! Aunque el destino haya dispuesto que sucumbamos todos junto á ese hombre, nadie abandone la batalla.» Con tales palabras excitaban el valor de sus compañeros. Seguía el combate, y el férreo estrépito llegaba al cielo de bronce, á través del infecundo éter”. (Il. XVII 420-426)
––“Ya el sol desamparaba el hermosísimo lago, subiendo al broncíneo cielo para alumbrar á los inmortales dioses y á los mortales hombres sobre la fértil tierra; cuando Telémaco y los suyos llegaron á Pilos, la bien construída ciudad de Neleo, y hallaron en la orilla del mar á los habitantes, que inmolaban toros de negro pelaje al que sacude la tierra, al dios de cerúlea cabellera”. (Od. III 1 y ss.)
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¿Os ha gustado? ¿Conocíais esta información? Si es así, os comunico que este post es sólo el primero sobre divulgación, donde próximamente os traeré… ¡mitología! Un abrazo.
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*Las imágenes las he tomado del CSIC y Muy Interesante.

dimarts, 12 de maig del 2020

Reseña de "El ocho", de Katherine Neville


¡Hola a todos! En este post hablaré de “El ocho”, de Katherine Neville, un superventas que muchos ya conocen de hace años, pero que sigue asombrando a muchos todavía pese a ser publicada en el 1990.

SINOPSIS: Acudimos a dos historias entrelazadas en tiempos distintos. Una empieza en Francia, otra en Nueva York. Por un lado, a Mireille y Valentine, dos monjas de la Abadía de Montglane en el 1790, su superiora les comunica que deben llevar a cabo una misión trascendental, una misión que concierne a todo el mundo, pero que para salvarlo habrá que realizarla correctamente, con cautela e inteligencia. Por otro lado, Catherine Velis, especialista en informática, es enviada a Argelia en el 1972 y se verá involucrada en un proyecto asaz importante de ciertos magnates, además de en una aventura que se niega a creer cierta a finales del s. XX, en el que las leyendas y las casualidades están relegadas a unos pocos extrovertidos. Dos historias, una en el pasado y otra en el presente cercano, marcadas por el peligro y el misterio que se desprende de un antiguo juego: el ajedrez.

OPINIÓN: Un libro estrictamente para adultos, de lectura ni ligera ni pesada, pero lenta. Sus personajes –muchos– son maravillosos; con el que mejor lo he pasado es con Lily Rad, experta en ajedrez, la inseparable e impredecible amiga de Catherine, con la que tanto contrasta aquella. Las dos monjas del 1790 tienen más vida que y aventura que Idiana Jones, y las personalidades con las que se codearán y otras con las que verán cruzadas sus vidas son célebres en su mayoría, y muy bien dibujados en la historia: Jaques Louis David, Catalina la Grande, Napoleón, Marat, Blake, Wordsworth, Voltaire, Rosseau, etc. La trama ambientada en este s. XVIII es asombrosa, muy bien documentada e hila individuos, momentos históricos y fantasía de forma maravillosa. En cuanto a la aventura de Catherine, debo decir que se me ha hecho bastante más calmosa, con algo de relleno, y que aunque es alucinante y tiene muchos puntos extraordinarios, he aborrecido los pasajes en que la autora se ha detenido a describir con demasiado detalle –para mí– la moda y la estética de ciertas costumbres, gustos y corrientes de índole estilística. La trama del pasado es la que más me ha enganchado, pero con la que más me he reído, sufrido y empatizado ha sido con la segunda.

El vocabulario es magnífico, con abundancia de léxico culto y especializado, cosa que me encanta en novelas de este tipo. La investigación, el trasfondo cultural y el bagaje en que flota la historia, es de enigma y magia, y las distintas emociones que te hace sentir cada capítulo es algo que habla genial de la novela. Se agradecen las fragmentaciones internas de los capítulos, y las citas que los preceden están clavadas. En cuanto al desenlace, no ha sido perfecto para mí, pero aún así me ha parecido sensacional, sobre todo en su modo de expresión. Y, para terminar, la intriga, el secretismo y el ocultismo están a flor de piel en cada capítulo e incluso entre líneas: deliciosamente plasmados.

CONCLUSIÓN: No es una lectura estrictamente dinámica, y me ha costado leerla, pero me parece muy recomendable para tomársela con tiempo y reflexión. Creo que se podría haber relatado todo con menos páginas sin perder potencia, pero esto es sólo cuestión de gustos. La sumersión es fuerte, y puede ser un acierto perfecto para los amantes de la literatura histórica y de investigación. A mí, pese a algunos peros, me ha encantado, y estoy muy satisfecho con lo leído. También es una lectura con la que se culturiza uno y que deja muchas puertas abiertas para la indagación personal. Bastante actual, por cierto. Os animo a leerla si estáis dispuestos a zambulliros en una trama extensa pero cautivadora, porque la sensación que deja en boca al acabarla es la de un recuerdo hermoso y maestro, de fábula. Si os gusta aprender de las lecturas y sois de los que os marcáis mil cosas interesantes entre sus páginas, éste es vuestro libro.

FRASES DESTACADAS: 1) «–¿Dónde ha aprendido todo esto? –preguntó Euler al sabio compositor–. Lo que ha descrito es un secreto oscuro y peligroso que sólo conocen los iniciados. // –Me inicié a mí mismo –respondió Bach con profunda calma–. Sé que existen sociedades secretas cuyos miembros dedican la vida a desvelar los misterios del universo, pero yo no formo parte de ninguna. Busco la verdad a mi manera». 2) «Con frecuencia se encuentran, dentro de los cocos, los esqueletos de los ratones, porque es más fácil entrar en ellos, delgados y ávidos, que salir, apaciguados pero gordos», de Víctor Korchnoi, en las citas preliminares de los capítulos. 3) «Mi querido Courtiade –dijo–. La traición no es más que una cuestión de fechas», frase de Talleyrand, uno de los personajes que más me han cautivado, junto a su valet Courtiade. 4) «–¡Dios mío! –dijo Mireille, retirando la mano–. ¿Sabes lo que dices? […] Arriesgas tu vida por una profecía estúpida… // –No, querida –dijo con tranquilidad Charlotte–. Doy mi vida». 5) «Siempre es mejor sacrificar los hombres de tu adversario», de Savielly Tartakover, en las citas preliminares de los capítulos.