dissabte, 23 de maig del 2020

La tierra según nos cuentan los primeros autores griegos


¡Empezamos nueva sección! Hoy toca hablar de la idea que tenía la Grecia Arcaica sobre la tierra, y, ¿sabéis qué? ¡Los griegos eran terraplanistas! Concebían la tierra como un disco plano, redondo, rodeado de una corriente o río gigante, denominado Océano, que fluía de forma circular. El cielo era una cúpula (según algunas fuentes, de bronce o hierro, como veremos en las citas del final del post), y los astros la recorrían de Este a Oeste para hacer el camino inverso bajo la superficie o por el mar. En el extremo de Oriente se podía encontrar el punto donde tierra y cielo se unían, y en el de Occidente, tierras oscuras y siniestras. El submundo se denominaba Hades, generalmente, y a él se podía acceder bien viajando hasta los límites de la tierra, bien a través de grietas situadas por doquier; el inframundo, por ende, puede situarse, según los autores, ¡tanto al final del mundo como bajo él a la vez!
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Con el tiempo, la concepción del planeta y del universo fue cambiando, evidentemente, pero durante muchos años, por ejemplo, las lejanas tierras de Asia y África fueron pasto de leyendas y desconocimiento; la propia “Odisea” de Homero es un ejemplo perfecto para entender lo anterior, ya que en ella se puede observar cómo el autor dotaba a los lugares desconocidos allende el mar –seguramente inventados la mayoría– de características fabulosas y míticas.
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Antes de despedirme, os dejo aquí dos citas, como he dicho antes, que atestiguan la forma en que los primeros griegos que nos dejaron sus escritos entendían el cielo (las traducciones son las de Luís Segalá y Estalella):
––“Y a su vez alguno de los magnánimos teucros así decía: «¡Oh amigos! Aunque el destino haya dispuesto que sucumbamos todos junto á ese hombre, nadie abandone la batalla.» Con tales palabras excitaban el valor de sus compañeros. Seguía el combate, y el férreo estrépito llegaba al cielo de bronce, á través del infecundo éter”. (Il. XVII 420-426)
––“Ya el sol desamparaba el hermosísimo lago, subiendo al broncíneo cielo para alumbrar á los inmortales dioses y á los mortales hombres sobre la fértil tierra; cuando Telémaco y los suyos llegaron á Pilos, la bien construída ciudad de Neleo, y hallaron en la orilla del mar á los habitantes, que inmolaban toros de negro pelaje al que sacude la tierra, al dios de cerúlea cabellera”. (Od. III 1 y ss.)
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¿Os ha gustado? ¿Conocíais esta información? Si es así, os comunico que este post es sólo el primero sobre divulgación, donde próximamente os traeré… ¡mitología! Un abrazo.
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*Las imágenes las he tomado del CSIC y Muy Interesante.

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