"Yo volvería contigo, pero...", del poemario "El Silencio Más Brillante"

¡Hola, taverners! Sí, hace tiempo que no subo ningún poema. Lo siento. Pero sí, también: sigo escribiendo poesía. Lo que pasa es que últimamente he estado muy centrado en la publicación de La Rebelión Oscura y había pensado en dejar un poco en plano secundario todo esto de la poesía, al menos de cara al público. Sin embargo, por petición popular (dos personas, que son las que ya me han reclamado poesía), aquí os dejo el segundo poema que encabezará el próximo libro de poemas que editaré (todavía le faltan unas cuantas horneadas), titulado El Silencio Más Brillante. En esta próxima publicación, que haré en KDP asimismo, los poemas no estarán ordenados de manera cronológica, sino aleatoria seguramente. Este, el supuesto número II, dice así...

     II

Yo volvería contigo, pero…

Es que estamos tan bien, separados, juntos así,

tú aquí, yo allí…

Sabes que regresaría a tu vera sin pedírmelo.

No sería la primera vez que nos trampea la ternura.

No sería la primera vez que inventamos primavera,

que fracasa la salud y toda cosa pura,

que se enreda la poesía, como ahora, porque…

tú…. eres del poema la rima,

pero yo soy la locura.

Que no te engañe la dulzura.

Más vale mal conocido

que mal por conocer.

Sabes que la duda

es nuestra patria y tu bandera,

mi tierra es vivir en tu hendidura,

la de tu sonrisa en mi mente cuando navega.

Claro que… el roce apega,

empero, cuando despega…

Entiéndelo.

Lo incomprensible nunca ha casado con lo imposible,

y la leña suele arder con el fuego,

y quien juega con fuego luego se resiente,

y, si el escozor no miente,

mejor célibe que reincidente.

Aunque… la verdad… Es que…

¡Tú eres tan de eso que ilusiona!

¡Eres tan súbitamente

y tan continuamente al mismo tiempo,

y tan punto y final y a la vez

al final tan punto sugestivo!

Es que somos tan eso,

tan valientes, tan cobardes,

tan ignotos y tan ignorantes,

tan libres y tan esclavos,

tan fusiles y fusilados,

y… y fútiles… sin acento futiles,

y tan futilados,

e inútiles, sin acento inutiles, vaya,

y por ende tan inutilados,

y tan a tus lados, a los ocho,

a la derecha y a la izquierda

y a la delante y a la detrás

y a la arriba y a la abajo

y a la fuera y a la adentro,

y tanto a las ocho como a las dos,

tanto da si de la madrugada como de la tarde,

tanto monta, monta tanto,

monta tanto, tanto monta…

¡Eso! ¡Somos tan tarde y tan pronto,

y tan de corazón grande,

como esos de gran coraza,

y tan de espíritu noble e inocente,

como de… de… esto, de… es de… de… es… (pista:)

¡ahrrr!... ¡como de esto!

¡Tan sinsentidos y tan resentidos!

¡Consentidos! ¡Disentidos!

(Perdón, rectifico, que disiento:)

desentidos, todo junto,

y des sentidos,

con des por una parte y sentidos por otra,

y de sentidos, y,

¡tan de sensualidad!

Sí. Somos eso, caóticos pero cosméticos,

o como se diga lo que es de orden,

y tan de ley,

tan de como a un cristo dos pistolas

y como a una virgen dos berenjenas,

¡y tan y si y tan pero,

y tan aunque,

tan es que

y tan pero de nuevo,

igual que de viejo!

Y… ¡tan increíblemente verdad!

¡Tan… tan… tan de que yo volvería contigo!,

pero…

que sinceramente ya no sé con tanto tan

y tanto jaleo también

si tan bien estamos tan separados –juzga tú–,

juntos así,

yo tan allí, tú tan aquí…